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A la trocanteritis se le conoce con diferentes nombres. Son sinónimos de esta entidad: la bursitis trocantérica, bursitis de cadera o síndrome doloroso del trocánter mayor (SDTM).

La bursitis de cadera supone la inflamación de una bolsa de líquido llamada bursa, que se encuentra cerca de la articulación de la cadera en su cara lateral. Las bursas actúan como amortiguadores entre los huesos, tendones y músculos, reduciendo su fricción.

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Un problema real que afecta a más del 20% de las mujeres

¿Qué es la trocanteritis?

La bursitis de cadera supone la inflamación de una bolsa de líquido llamada bursa, que se encuentra cerca de la articulación de la cadera en su cara lateral. Las bursas actúan como amortiguadores entre los huesos, tendones y músculos, reduciendo su fricción.

¿Qué causa la inflamación de esta bursa?

Entre los factores desencadenantes, predomina: microtraumas repetitivos como correr o hacer deporte, tendinopatías o inflamación de la musculatura circundante (músculos glúteo medio y pequeño) y traumas como una caída o la compresión directa de la bursa por tiempo prolongado.

Síntomas más frecuentes de la trocanteritis:

Los pacientes con bursitis de cadera suelen quejarse de dolor en la cara lateral de la pierna. Un dolor que habitualmente también abarcar la musculatura baja de la espalda, la ingle e irradiarse por la cara lateral del muslo hasta la rodilla.

La trocanteritis a fondo – Un dolor con solución real

¿Qué pruebas necesito para hacer el diagnóstico?


El diagnóstico del síndrome doloroso del trocánter mayor o trocanteritis, es fundamentalmente clínico. Es decir, depende de la entrevista médica y la exploración física.

Este diagnóstico suele ir acompañado de pruebas de imagen que descarten otras lesiones (fracturas de fémur, problemas de la columna lumbar, etc.)

Las radiografías en dos proyecciones nos permiten descartar problemas en el hueso y/o fracturas. Estas placas no permitirán descartar alteraciones propias de los músculos, tendones o la propia bursa.

En estos pacientes, una resonancia magnética mostrará un aumento de señal en T2 a nivel de la bursa. La ecografía por su parte, nos ayudará también para valorar la presencia de líquido.

Tratamiento conservador de la tendinopatía glútea


En los estadios iniciales de la tendinopatía glútea, el tratamiento se basa en un enfoque conservador que incluye reposo, modificación de la actividad y fisioterapia. Se aconseja evitar gestos que agraven los síntomas, como cruzar las piernas, subir escaleras o realizar deportes de impacto. La fisioterapia juega un papel clave, con programas específicos para fortalecer los músculos de la cadera y los glúteos, así como estiramientos para mejorar la flexibilidad. El uso de AINEs y la aplicación de frío o calor local también pueden ser útiles para aliviar el dolor y reducir la inflamación.

Cuando las medidas conservadoras no son suficientes, se pueden considerar tratamientos complementarios. Las infiltraciones con corticosteroides ofrecen un alivio temporal del dolor al reducir la inflamación local. Además, terapias como las ondas de choque extracorpóreas (ESWT) y los tratamientos biológicos, como las infiltraciones con PRGF, han demostrado beneficios en la regeneración tendinosa. Finalmente, una correcta evaluación biomecánica permite identificar y corregir factores que perpetúan la sobrecarga en la región glútea, favoreciendo una recuperación más completa.

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